Nu Isuik (Un saber muy grande)

En la vereda Santa Clara, cabecera municipal de Silvia, Cauca, vive una familia del pueblo Misak desde hace cuatro generaciones atrás. Allí se labra la tierra con esmero, se cuida a los animales con afecto y empuje, se prepara la medicina tradicional con devoción, se realizan mingas constantemente para mantener un estado de bienestar y equilibrio con el medio ambiente. Sin embargo, alejar la enfermedad no siempre está en el poder del espíritu Misak. Para Daniel Estiven, bisnieto del Taita Antonio Morales, la enfermedad está alojada solamente en la parte física; su cuerpo vino al mundo con una condición especial. Entendiendo que —como cualquier miembro de la comunidad— Daniel Estiven debe aprender las labores del campo y las prácticas ancestrales, su familia es flexible ante las circunstancias. Diana, su madre, lo colma de amor en cada paso, permitiendo que su proceso de aprendizaje sea guiado por medicinas provenientes de distintas naturalezas. La cotidianidad de esta familia se desenvuelve en medio del juego, la disciplina; las prácticas tradicionales, las oraciones; el afecto y el respeto hacia el singular desarrollo de Daniel.