SilencioVozRuido

Esta obra, abrazada por una belleza grácil y luminosa, nos sitúa ante un espejo en el que se evidencia la poca sensibilidad hacia el otro, la minúscula capacidad de la sociedad para entender y convivir con la diferencia, aunque así lo promulgue. Con amor y cierta crudeza, el autor dispone de pensamientos, sentimientos y desasosiegos que le han acompañado desde su infancia, para intervenirlos mediante imágenes que lo retratan más allá de lo figurativo, mediados, a su vez, por una poética particular en la que la palabra es protagonista y su propia voz el vehículo para manifestarse. Podremos percibir que es un dispositivo de reconstrucción y reconciliación, una forma de carta fílmica en la que el autor expresa su ser de manera confidente para abrazarse, reconocerse y reafirmarse.