Lidiar con el miedo a la muerte no es tarea fácil, más cuando una enfermedad degenerativa hace que esta esté constantemente respirandote en la nuca. Lancit se enfrenta a este temor con ingenio, cariño y desparpajo. La diabetes transforma en él la percepción de la vida, cada segundo se vuelve un instante único para observar con detenimiento y compartir con su familia. Durante cinco años filma un diario en el que la paternidad se vuelve una pregunta recurrente y la fragilidad del cuerpo humano un recordatorio perseverante. La relación del director con su esposa e hija va trazando un mundo sensible e íntimo que se alimenta de la vulnerabilidad, sin por ello ser condescendiente. De hecho, la irreverencia y una fuerza lúdica va revelando que la película es mucho más que un diario sobre el miedo a la muerte, mutando con el rojo de la sangre y el ímpetu de las vísceras, dándole espacio a zombies y vampiros, a cuerpos mutilados y muñecos tenebrosos. Play dead! es un encuentro, inusual y estimulante, entre el cine-diario y el body-horror. Mekas conoce a Cronenberg y de esta cópula transgresora nace uno de los documentales más juguetones, cinéfilos y escabrosos de la muestra.

Por Juan Pablo Franky