Una narración autobiográfica hecha por el director nos conduce a explorar la remembranza de la peluquería de su abuela, historiales médicos, la cultura homosexual noventera y archivos digitales de espacios urbanos y domésticos cargados de especial significado personal. A su vez, El filo de las tijeras recurre a momentos de animación que potencian el carácter imaginativo que tiene la memoria. El recurso a la anécdota guiada por el archivo le permite a David Marcial Valverdi construir un espacio diminuto, en el que la intimidad es tanta que por momentos se pueden oír sus pensamientos en la forma de susurros y se reproducen escenas de su vida desde una cercanía que obliga al enternecimiento y la complicidad. La dulzura del tono y su tenue entrelazamiento de momentos y temas lleva al espectador a reflexionar sobre la delicadeza del deseo, los vínculos familiares, la pérdida, el amor y el recuerdo.
Por Camilo Falla