Entornos y encuentros, rezagos de la tierra que junto al polvo sirven de evidencia del viaje de la memoria evocada desde la palabra, pero hasta llegar al encuentro se requiere paciencia (terpeniev). Al fondo, a lo más hondo que la tierra y la memoria permita, a donde el fragmento que alcanzamos nos revele su tiempo, su nombre natural y su entorno: las hojas y la tierra guardan verdades, los ojos y las palabras transmiten vivencias. Un recorrido que funde las virtudes del encuentro no solo con la memoria en su dispositivo de imagen, sino desde la exploración a un discurso en forma científica que ayuda a construir esta idea de dónde se guarda un recuerdo y cómo accedemos a él. Y son estas imágenes las que se enfrentan a la fragilidad de la memoria y en su lucha logran revelar de manera activa su origen, funcionando como puente entre distancias temporales y reuniendo la existencia de un abuelo con las travesías en la tierra moderna.

Por Andrés Felipe Álvarez González.