Esta película narra a distancia la historia de Dionisio Pulido y su encuentro con el volcán aún no bautizado Paricutín en sus distintas etapas de erupción.  Rodrigo Alonso Kahlo crea la sinfonía de un estallido telúrico a través de diversos soportes como películas de súper 8, de 16 mm, textos pedagógicos para comprender el funcionamiento interno de un cráter, el silencio de una catedral, los sonidos que duelen y hielan los huesos de las piedras volando, cayendo, rompiendo los suelos y como puntilla, un cuadro del Paricutín pintado con minucia por Gerardo Murillo o “Dr. Atl”. Toda la noche vi crecer el fuego es un cortometraje hecho como tributo a Murillo, a su obra como obseso profundo por las montañas magmáticas y demás titanes de piedra. A estos dedicó su obra; su pincel y pluma fueron sus instrumentos para desentrañar secretos y hallar los paisajes escondidos entre las columnas de humo. Kahlo aprovecha la figura de Pulido, primer testigo de un nacimiento volcánico en México, para ir deslizando sus propias ideas acerca de la mirada contemplativa, meditabunda de un pintor transformada en la responsabilidad estética, móvil de un cineasta.

Por Daniel Mesa de los Ríos.