ESPEJOS SABER HACER, COMO ACTO DE RESISTENCIA
Este año, en su décima edición, el programa ESPEJOS tiene como eje curatorial “el saber hacer”: saber pescar, saber cocinar, saber sembrar, saber construir, saber habitar, saber convivir, saber resistir… La pérdida de las capacidades de subsistencia y la homogeneización de los modos de hacer es una problemática contemporánea que conlleva a que se vea debilitado e incluso violentado el derecho a la vida digna; que no sea posible la soberanía de las comunidades que tienen modos de vida diversos; y que se incremente la desigualdad y la miseria. Cuando un pescador migra a zonas urbanas, los saberes adquiridos de su oficio, como tejer la atarraya o saber leer los vientos y el mar, se vuelven obsoletos debido a las exigencias del mundo moderno, esto en muchas ocasiones, abre paso a la miseria. El saber hacer no se trata de una visión nostálgica de las prácticas asociadas a la naturaleza, sino de reconocer en ellas tecnologías para otros futuros posibles y, a la vez, propiciar un debate oportuno desde estas formas.
Siguiendo esta línea, ESPEJOS está compuesto por seis largometrajes y una proyección de cortometrajes. Las películas Trazos del cielo (2024), de Ligia Cortés y Cantar la vida: Vallenato de Sempegua (2025), de Carlos G. Gómez, retratan dos procesos comunitarios en los que el saber volar para llamar agua y el saber cantar para pescar se manifiestan como actos de resistencia.
En un segundo momento del programa se encuentran El huaro (2024), dirigida por Patricia Wiesse, y Andariega (2025), de Raúl Soto, dos películas que se preguntan por las paradojas de la promesa de la modernidad: la necesidad y el deseo de trabajar la tierra y tener soberanía alimentaria, en tensión con las necesidades contemporáneas, regidas por el intercambio económico, la inequidad y la ilusión de migrar a las ciudades.
A estas dos películas, le sigue Balomania (2024), de Sissel Morell, un filme que pone en evidencia las problemáticas de las urbes y la marginalización, a la par que confirma la pérdida de la capacidad de subsistencia y del tejido social y, como contrapartida, la respuesta de una comunidad de globeros que hace arte comunitario clandestinamente, reclamando el derecho a crear y existir de forma colectiva.
El ciclo de largometrajes de esta sección cierra con Toroboro: el nombre de las plantas (2024), de Manolo Sarmiento, película que nos acerca y nos sumerge en el universo del saber hacer asociado a las plantas medicinales del pueblo Waorani, en la Amazonía ecuatoriana. Esta obra pone de manifiesto los saberes botánicos y la valoración de lo propio como medio de resistencia ante procesos extractivistas, como es el caso presentado en la película por parte de la empresa petrolera, paradójicamente, llamada AUCA (“salvaje” en lengua quichua).
Además de los largometrajes, esta sección cuenta con una proyección de cortos en los cuales confluyen conocimientos como: el saber cultivar maní, saber construir un palomar, saber escribir un diario, saber recitar décimas cimarronas, saberes que permiten repensarse formas posibles para estar en el mundo.
Esta edición de ESPEJOS es un llamado a valorar el saber hacer; una defensa fundamentada de la sabiduría de pueblos indígenas y comunidades rurales; un esfuerzo por reconocer y dar valor a los modos de vivir de las agrupaciones humanas distantes de las grandes urbes, en donde el relevo generacional de prácticas, entre lo humano y lo no humano, permanece como acto de resistencia.
Por Mónica Torregrosa Gallo